domingo, 22 de julio de 2007

EL HUEVO O LA GALLINA.

“El huevo o la gallina”, célebre frase utilizada comunmente para ejemplificar un sistema bipolar en el que existe una relación recíproca de causa-efecto entre sus partes: A genera y a la vez es generado por B. Del huevo sale la gallina y de la gallina sale el huevo.

Con esta muleta del lenguaje se ha intentado demostrar la futilidad de diferenciar dos partes de una solo cosa . Es sacada de la manga cada vez que hay que explicar un sistema en el cual un elemento necesariamente requiere del otro, así una dicotomía de luz/oscuridad, bueno/malo puede ser demostrada y su condición de unimismicidad queda resaltada. Es en los debates o discusiones cuando más notoria se hace nuestra gallina y el olor a huevos comienza a generar hambre. La lógica sigue la siguiente línea: si existiera alguien tan osado como para declararse a favor de alguno de los extremos de inmediato se puede apuntar hacia el error inherente en su razonamiento con solo preguntarle: “¿Y de dónde salió?”

Los usos que se le han dado a esta frase y el contexto que la plantea regularmente nos han alejado de la pregunta en sí: Al fin de cuentas, ¿quién fue primero, el huevo o la gallina? Para poder contestar nos vemos obligados a hacer una distinción entre sistemas de creencia. Esto porque la respuesta depende del lugar desde el cual se pregunta.

Si se maneja una concepción creacionista/cristiana la respuesta quedaría en el aire. Dios (o su equivalente) creo todas las “…aves que vuelen sobre la tierra…” de un solo tirón, todo en un día de trabajo. Me imagino que la gallian cabe dentro de esta descripción, aunque pongo en duda sus poderes de vuelo. Ahora, suponiendo que la gallina fue generada de la nada en el quinto día de la existencia del universo, todavía no sabemos qué fue primero, el huevo o la gallina. Pero, si sabemos que Dios creó la gallina, acaso eso no nos dice que la gallina fue primero? Me temo que no es tan simple. Dado que no conocemos la metodología de trabajo del Creador no sabemos si de la nada apareció una gallina adulta y perfecta, si creó primero un huevo y lo “envejeció” aceleradamente hasta que saliera la gallina, o si lo incubó Él mismo (Si es que no es una Ella, claro está).

Desde una postura evolucionista podríamos afirmar que lo primero fue el huevo:

Una perfecta gallina moderna (gallinus pipasus) contiene un conjunto de cartacterísticas X que la nombran como gallina y la diferencian de todas las otras criaturas. Debe tener ciertas medidas, peso, fisionomía, estructura genética, etc. Son estos rubros los que conforman el conjunto X. Además, a menos que se llame Dolly, sabemos que proviene de un huevo moderno y perfecto X. Digo también que el huevo es X porque posee las mismas características genéticas de nuestra gallina. Lo que diferencia al huevo de la gallina es un factor temporal. Es decir, son instantes separados en el tiempo de un mismo objeto.

Del huevo sale la gallina, la cual a su vez pone más huevos X de los que salen más gallinas X. Si seguimos esta línea de procreación hacia atrás podemos llegar a una pregallina, o pseudogallina. Esta pseudogallina es perfecta en todos los requisitos del conjunto X excepto en uno, digámosle característica y. Así, tenemos a una pseudogallina que es X-y. Esta pseudogallina X-y pone pseudohuevos (también X-y). Ahora, tomando como base la teoría de la evolución de Sir Charles y uno que otro elemento de la genética podemos aclarar como la pseudogallina llegó a ser una gallina “de verdad”. Una mutación en su proceso reproductivo, ya sea en un gameto o en el huevo mismo, adquirió la característica y para la descendencia de nuestra psudogallina. Es con esta nuevo influjo que se genera el primer huevo X.


O sea, fue el puto huevo. OK?

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